SECUENCIAS DE DESARROLLO
Vamos a abordar ahora el estudio de las principales secuencias de desarrollo. No abrigamos la intención de estudiar todo el conjunto de las modificaciones que tienen efecto durante los dos primeros años, sino solamente las esenciales. Empezaremos por las secuencias motrices, distinguiendo la maduración del dominio del eje corporal que conduce a la marcha, y el desarrollo de la prensión.
A) El desarrollo motor.
I. El eje corporal.
En primer lugar situaremos los dos extremos. El recién nacido no yergue la cabeza, tiene una marcha refleja. El niño de dieciocho meses a dos años posee, por regla general, un buen dominio de la marcha. De la matización tónica en flexión propia del primero, se ha efectuado la evolución hacia la sinergia funcional en extensión. Esta evolución hacia un tipo de tono y motricidad definitivos se efectúa siguiendo una progresión común a todos los vertebrados; es decir, la ley céfalocaudal, demostrada por Coghill (1929) en la larva de la salamandra. (La «corticah'zaeión» empieza por el segmento cefálico y progresa hacia la extremidad caudal.) Así, pues, lo primero que estudiaremos en el niño será el tono de la cabeza.
1) Tono de la cabeza. — Para esquematizar los acontecimientos resulta cómodo seguir los períodos fijados por A. Gesell. Hemos visto, con A. Thomas, que en el recién nacido la cabeza se movía en todas direcciones, pero ya en este período el autor describe un esbozo de enderezamiento cuando el tronco está vertical. Si seguimos estudiando esta posición, vemos durante el período siguiente, que se sitúa entre uno y dos meses, un enderezamiento de la cabeza, cuyo gran eje se halla aún ligeramente inclinado hacia delante con respecto a la vertical. En ese período, la cabeza todavía se sostiene imperfectamente, está animada por pequeñas oscilaciones laterales, y al cabo de cierto tiempo puede caer de nuevo hacia delante.
La posición definitiva, que se adquiere hacia los tres meses, está en ligera hipertensión, señalada por la aparición de una lordosis cervical:
Tomemos ahora al niño en posición de decúbito ventral. Al nacer, la cabeza está vuelta y descansa en la mejilla. Un mes más tarde, el niño colocado en esta posición es capaz de despegarla durante un corto instante de la superficie de la mesa de examen:
Sin embargo, hacia los tres meses, mientras descansa encima de los antebrazos doblados, su cabeza se mantiene erguida de una manera estable:
A los cuatro o cinco meses se incorpora sobre sus miembros superiores extendidos; la cabeza se halla en hipertensión. Este período corresponde, tal como veremos al estudiar la posición sentada, a una rectitud de la parte alta de la espalda, inicio de ilustración de la ley céfalocaudal:
En el decúbito dorsal del recién nacido, la cabeza se halla vuelta de lado y poco a poco va pasando al plano sagital, en el que se fija hacia los tres meses, principio del breve período de simetría en espejo que describiremos estudiando las actitudes de los miembros:
Sólo a los cinco o seis meses el niño, acostado de espaldas, es capaz de alzar la cabeza del plano de la cama. En este momento se puede considerar que el dominio de la cabeza se ha adquirido de forma definitiva:
Queda finalmente por considerar el comportamiento de la cabeza en el niño, al que se lleva de la posición de decúbito dorsal hacia la posición sentada. En el recién nacido y hasta los tres meses, la cabeza se le cae hacia atrás:
A los 3-4 meses, cuando se efectúa esta maniobra, la cabeza sigue el plano de los hombros
a los cinco meses el niño realiza un esfuerzo activo, se encoge y lleva voluntariamente la cabeza hacia delante
Entre las desviaciones patológicas, citaremos el balanceo de la cabeza después de los cuatro meses, la cabeza en opistótonos
la cabeza encogida de lado, sea vuelta debido a un torticolis congénito, sea atraída debido a una hipertonía.
2) Tronco y posición sentada. — Hemos visto que en el recién nacido existía una cifosis global de la espalda que contrasta con la imposibilidad de extender los miembros inferiores (actitud fetal)
A los cuatro meses, la parte alta del tronco es recta, la parte baja cifótica, el vértice de la curva se sitúa en el nivel de los lumbares medios. En ese momento el niño puede mantenerse sentado, sujeto, pero debido a la cifosis esta posición no durará mucho rato
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